En la era de la hipercomunicación, la justicia penal opera en dos tribunales simultáneos: el Palacio de Justicia y la opinión pública. Para una figura pública, un directivo de empresa o un profesional de alto perfil, una acusación penal conlleva un riesgo que va más allá de la condena judicial: la "pena de banquillo". A menudo, el veredicto social llega mucho antes que la sentencia del juez. Entender y gestionar esta dinámica no es una opción; es un requisito de supervivencia.
El juicio paralelo y la presunción de culpabilidad. Nuestro sistema legal garantiza la presunción de inocencia, pero el sistema mediático y las redes sociales suelen operar bajo la presunción de culpabilidad. Una filtración malintencionada, una foto fuera de contexto o un titular tendencioso pueden destruir en horas una reputación construida durante décadas.
El error estratégico más común es el silencio absoluto o, peor aún, la improvisación ante los micrófonos. Creer que "la verdad saldrá a la luz sola" es una ingenuidad peligrosa. En los casos de alta complejidad y exposición, el vacío de información siempre lo llenan la acusación o las especulaciones.
Un enfoque unificado: Estrategia Legal + Estrategia Mediática. Como abogado penalista con más de tres décadas de experiencia en el periodismo de investigación, aplico un método único en Argentina: la defensa integral. No separo lo jurídico de lo comunicacional; lo integro en una sola "teoría del caso".
Mi función es asegurar que cada escrito judicial, cada prueba presentada y cada declaración pública estén alineadas. El objetivo es doble: lograr la absolución en el tribunal y, simultáneamente, proteger su nombre en la esfera pública. Esto implica saber cuándo hablar, cuándo callar, y cómo traducir la complejidad técnica de su inocencia en un mensaje claro y persuasivo que la sociedad pueda entender.
El rol del Vocero de Crisis. En situaciones críticas, el imputado no debe exponerse innecesariamente. El estrés y la falta de entrenamiento pueden llevar a errores fatales ante una cámara. Mi rol incluye actuar como vocero técnico y estratégico, blindando al cliente de la exposición directa mientras se controla la narrativa. Hablo el idioma de los jueces, pero también el de los periodistas, garantizando que su versión de los hechos sea escuchada con rigor y respeto.
No permita que una crisis legal se convierta en una catástrofe reputacional. La defensa de su honor requiere la misma precisión estratégica que la defensa de su libertad.
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