La reciente condena de 19 años de prisión en el caso de Julieta Prandi contra su ex marido no es solo un titular de alto impacto mediático; es un fallo judicial que representa un punto de inflexión en cómo la justicia argentina aborda la violencia de género. Esta sentencia, una de las más severas de los últimos años por abuso sexual con acceso carnal, se fundamenta en la aplicación de agravantes clave, como el "grave daño en la salud mental", y envía un mensaje contundente a la sociedad.
Este veredicto no debe analizarse de forma aislada. Para comprender su verdadera magnitud, es crucial ponerlo en perspectiva con otros precedentes judiciales de gran relevancia como los casos Alperovich y Lucio Dupuy. Al hacerlo, se revela una tendencia judicial clara: una aplicación más rigurosa de nuestro Código Penal y de los tratados internacionales que obligan a Argentina a juzgar con perspectiva de género. Este enfoque integral es el que permite que el devastador daño psicológico, a menudo invisible, sea reconocido y castigado con la severidad que merece.
Escribí un artículo sobre las claves de este fallo, su contexto legal y las lecciones prácticas que podemos extraer. Te invito a leerlo en mi perfil de LinkedIn en el siguiente enlace: Más allá de la sentencia: lo que la condena en el caso Prandi nos enseña sobre justicia y violencia sexual
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