Emails de trabajo, conversaciones con amigos y el delivery para la cena son algunas de las cosas a las que hoy se accede mayormente a través del celular. Basta con hacer un viaje en subte o colectivo para comprobarlo: una mayoría de los viajeros mantienen sus cabezas gachas para no perder de vista la pantalla de sus teléfonos.
Para Marcelo Barroso Griffiths, quiropráctico con matrícula número 9784 de la Asociación Quiropráctica Argentina (AQA), “aunque estos sistemas son útiles para comunicarse, generan una adicción informática: se pasa mucho tiempo en posturas inadecuadas y con poca movilidad corporal, lo que con lleva a problemas físicos realmente complejos”.
Uno de ellos, el textneck. “Se denomina “cuello de texto” a la lesión que registra su origen en la adicción a los teléfonos celulares y demás aparatos tecnológicos con los que interactuamos diariamente, que afecta a la cabeza, los hombros y los músculos del cuello”, define Barroso Griffiths.
Y agrega que la posición hacia delante y hacia abajo, que se adopta naturalmente para usar distintos dispositivos, ejerce una fuerte presión sobre la columna vertebral.
Según explica el especialista, “esta postura antinatural puede llegar a alterar la curvatura original de la columna vertebral, evitando que podamos corregirla, en los peores casos”. Y advierte que con el tiempo, este tipo de postura puede dar lugar a un desgaste en la columna vertebral, provocando la degeneración y hasta cirugía.
Barroso Griffiths aconseja que “si bien es casi imposible evitar que las tecnologías nos causen ciertos problemas, podemos hacer un esfuerzo para mirar los teléfonos con una columna en posición neutral y evitar pasar muchas horas encorvados; si ubicamos el dispositivo a la altura de los ojos, por ejemplo, no tendremos necesidad de doblar el cuello”.
El experto señala además que hay otras lesiones además del textneck que pueden ser provocadas por el uso excesivo de aparatos tecnológicos.
“La problemática más usual es la tendinitis en la mano e incluso en la muñeca”, dice el quiropráctico. Una de las partes de la mano más afectadas, asegura, es el dedo pulgar, que se usa casi para redactar mensajes de texto. A su vez, según Barroso Griffiths, el uso prolongado del mouse puede generar distintas lesiones de la mano, limitando sus funciones.
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